Por un lado, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (telefonía móvil, Internet, iPhone, iPad, tablePcs, etc.) forman cada vez una mayor parte de nuestro día a día.
Por otro lado, nuestras industrias han adoptado procesos de automatización en que parte de la producción, en muchos casos toda, es desarrollada por autómatas que agilizan, estandarizan e incrementan la eficacia del proceso productivo, reduciendo tiempos y minimizando los errores.
Esta situación ha llevado a generar una tendencia de opinión vinculada a la “maquinización” (si existe esa palabra) de la sociedad. Existen diversas tendencias que consideran que la tecnología se está apoderando de todos las actividades restando capacidades a las personas. Esta situación está teniendo especial incidencia en el mundo laboral, donde se están perdiendo diversos puestos de trabajo e incrementando el desempleo.
Sin embargo, la tecnología abre todo un nuevo campo de posibilidades.
Desde el inicio de la revolución industrial hemos asistido a como paulatinamente las maquinas se hacían con el control de las actividades de nuestras empresas. El aprovechamiento de la maquinaria establecía los turnos y horarios de trabajo. Por su parte, la necesidad de incrementar la eficiencia de la producción condicionaba la actividad de las personas generando rutinas repetitivas que se asemejaban al comportamiento de las maquinas. Cuantos hemos oído decir alguna vez “mi empresas funciona como una máquina perfectamente engrasada”.
Todos estos procesos y la dependencia de la maquina alineaban a las personas y limitaban el desarrollo de las personas en su puestos de trabajo que se reducía a apretar-ajustar-transportar-tirar, es decir, las empresas se convertían en maquinas, o en piezas de una maquina, fácilmente reemplazables unas por otras.
La tecnología ofrece una importante oportunidad para automatizar y sistematizar esos procesos repetitivos desarrollados inicialmente por miles y luego por cientos de personas, ofreciéndonos nuevas posibilidades de desarrollo.
Las empresas se encuentran ante una magnífica oportunidad para aprovechar el verdadero potencial de las personas.
La capacidad relacional (persona a persona) necesaria para la prestación de los servicios a los clientes se va a convertir (o se ha convertido ya) en un factor competitivo de primer orden. La capacidad de las personas para escuchar, comprender y entender a las otras es un factor que no puede ser sustituido por las maquinas y constituyen un factor diferencial claro de nuestra empresa y difícilmente replicable por otros.
La capacidad de generar nuevas ideas, nuevos conceptos es igualmente un elemento propio de las personas. La capacidad para idear, diseñar, aprender y experimentar será un elemento clave de la competitividad de las empresas. Estas actividades no son reemplazadas por ninguna maquina. Igualmente en este ámbito cada persona es única e irrepetible.
Nuestras organizaciones deben ser capaces de observar la oportunidad que se nos presenta. Deben ser capaces de discernir que procesos se pueden automatizar para que la producción sea más eficiente (tanto en costes como en tiempos) y a su vez aprovechar a las personas en aquellos ámbitos que son capaces de generar más valor. No se trata de realizar despidos en masa en aras de una mayor productividad, sino de aprovechar la capacidad de las personas para aportar servicios de mayor valor añadido tanto en el ámbito de las ideas (creatividad) como en el ámbito de las relaciones.
Del mismo modo, se presenta una oportunidad para las personas. Por un lado, para explotar nuestra creatividad y capacidad de generar ideas y conceptos y, por otro lado, para profundizar en nuestra capacidad relacional, en nuestro potencial para escuchar y entender a otras personas.
Nos adentramos en un mundo nuevo en que determinadas tareas rutinarias o repetitivas se van a reducir o, incluso, eliminar, pero a la vez en un mundo más complejo, ya que debemos ser capaces de explotar nuestras capacidades internas. Aquellas actividades propias de las personas: escuchar, averiguar, entender, comprender, idear, experimentar, aprender, diseñar, etc.
En definitiva, tenemos por delante una bonita aventura de enormes posibilidades para que cada persona pueda explotar sus propias cualidades personales. Nos adentramos en una nueva era de la persona.
Este era un post que llevaba tiempo circulando por mi cabeza, pero no había tenido tiempo de escribirlo en las últimas semanas. Espero que os resulte interesante. Me gustaría conocer opiniones al respecto
ResponderEliminarLa tecnología sólo es un medio. Como lo fue la piedra, el hierro, el bronce, el vapor, etc.
ResponderEliminarSiempre se necesitarán personas que hagan que la tecnología merezca la pena. Además, las máquinas no piensan, o mejor dicho, no tienen capacidad de razonar (ni la tendrán nunca), por mucho que algunos lo crean.
Toda "revolución" tecnológica tiene ganadores y perdedores, pero las personas están muy por encima. Una tecnología o un tecnólogo que se olvide de esto, morirá en el camino...
Saludos